miércoles, 21 de febrero de 2018

Unas cuantas fábulas de Samaniego


PÁGINA 29

LA ÁGUILA, LA GATA Y LA JABALINA

Un Águila anidó sobre una encina,
Al pie criaba cierta jabalina,
Y era un hueco del tronco corpulento
De una Gata y sus crías aposento.
Esta gran marrullera
Sube al nido del Águila altanera,
y con fingidas lágrimas la dice:
<¡Ay, mísera de mí!, ¡Ay infelice!
Este sí que es trabajo:
La vecina que habita el cuarto bajo,
Como tú misma ves, el día pasa
Hozando los cimientos de la casa.
La arruinará; y en viendo la traidora
Por tierra a nuestros hijos los devora.>
A la cueva se baja de callada,
Y dice a la cerdosa:<Buena amiga,
Haz de saber que la Águila enemiga,
Cuando saques tus crías hacia el monte,
Las ha de devorar; así dispónte.>
La Gata, aparentando que temía,
Se retiró a su cuarto y no salía
Si no de noche, con su maña astuta
Abastecía su pequeña gruta.
La Jabalina, con tan triste nueva,
No salió de su cueva.
La Águila, en el ramaje temerosa
Haciendo centinela, no reposa.
En fin, ambas familias el hambre mata,
Y de ellas hizo víveres la Gata.

Jóvenes, ojo alerta, gran cuidado: 
Que un chismoso en amigo disfrazado
Con capa de amistad cubre sus trazas,
Y así causan el mal sus añagazas. 


PÁGINA 74

EL LEÓN Y LA RANA


Una lóbrega noche silenciosa
Iba un León horroroso
Con mesurado paso majestuoso
Por una selva: oyó una voz ruidosa,
Que con tono molesto y continuado
Llamaba la atención y aun el cuidado
Del reinante animal. que no sabía
De qué bestia feroz quizá saldría
Aquella voz, que tanto más sonaba,
Cuando más en silencio todo estaba.
Su majestad leonesa
La selva toda registrar procura;
Mas nada encuentra con la noche oscura,
Hasta que pudo ver, ¡ oh qué sorpresa!
Que sale de un estanque a la mañana
La tal bestia feroz, y era una Rana.

Llamará la atención de mucha gente
El charlatán con su manía loca;
Mas ¿qué logra, si al fin verá el prudente
Que no es sino una Rana, todo boca?


PÁGINA 90
LOS DOS GALLOS

Habiendo a su rival vencido un Gallo,
Quedó entre sus gallinas victorioso,
Más grave, más pomposo
Que el mismo gran Sultán en su serrallo.
Desde un alto pregona vocinglero
Su gran hazaña: el gavilán lo advierte;
Le pilla, le arrebata, y por su muerte,
Quedó el rival señor del gallinero.

Consuele el abatido tal mudanza;
Sirva también de ejemplo a los mortales,
Que se juzgan exentos de los males
Cuando se ven en próspera bonanza.

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